El trabajo de auditoría bien ejecutado está dirigido a varios tipos de públicos, entre los cuales se incluyen:
Directivos y Gerentes: Buscan asegurar que la información financiera y operativa sea precisa y confiable para la toma de decisiones.
Accionistas e Inversionistas: Necesitan confianza en los estados financieros para evaluar la rentabilidad y el riesgo de sus inversiones.
Entidades Reguladoras: Requieren cumplimiento de normativas y leyes, asegurando que las organizaciones operen dentro de los marcos legales.
Acreedores y Bancos: Analizan la salud financiera de una empresa antes de otorgar créditos o financiamiento.
Empleados: Pueden estar interesados en la estabilidad de la empresa y la seguridad de sus empleos.
Proveedores y Clientes: Buscan entender la viabilidad de la empresa para asegurar relaciones comerciales a largo plazo.
Auditores Internos: Utilizan los resultados de la auditoría externa para mejorar sus propios procesos de control.
En resumen, un trabajo de auditoría bien ejecutado beneficia a cualquier parte interesada que necesite información clara y confiable sobre el estado y la gestión de una organización.
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